Discrimino o no discrimino ?

Véase diario El Mercurio de hoy (Domingo 29 de noviembre de 2009), cuerpo C, página 3.

“A pesar de ser propiciadores de la libertad de conciencia, nosotros estamos dispuestos a levantar nuestra voz y llamar a votar nulo” ¿Puede alguien explicarme semejante incoherencia plasmada por el señor Emiliano Soto, presidente de la mesa ampliada de Iglesias Evangélicas? Esto a propósito de las manifestaciones de “apoyo” (nótese y acentúese las comillas, por favor) a parejas homosexuales en las campañas presidenciales. Como si eso fuera poco, continua “Necesitamos un compromiso concreto de que no van a propiciar leyes que ATENTEN CONTRA LA MORAL y los principios cristianos. Un compromiso de que NO EXISTIRÁ UNA LEY QUE AMPARE LAS UNIONES DE PERSONAS DEL MISMO SEXO”. Si consideramos que esto es un llamado a 1.300.000 votantes profesantes de la fe según esas Iglesias, que representan el 17 % de los votantes registrados, tenemos que, por lo menos, considerarlo.

Muchos saben que yo, como la mayoría de todos nosotros, tiene que trabajar para sustentar sus proyectos. Tengo un sueño por el que estoy trabajando y en el que vamos genial, encarnado en ELEGO y nuestro primer trabajo discográfico. Se trata de un sueño que depende de mi trabajo repartiendo verduras para una empresa que vende por Internet. Este trabajo me ha vuelto a poner en contacto con la gente de mi pueblo, gente absolutamente genial y que ha hecho que me de cuenta de muchas cosas que había dejado de lado por la estupidez de mi círculo social cercano (¿pelolais?... santa lucha de clases).

La mayoría de esas personas de mi pueblo querido que recibe el pedido cuando llego con las verduras, comprenderán ustedes, no son las dueñas de casa del barrio alto de santiago. Son las nanas, claro está… por lo general ellas solas, a veces con sus hijos o algún familiar o a veces con las otras nanas ¿pueden creer que hay casas con 3 nanas? Nota a parte: se supone que habíamos superado la época feudal, sin embargo, vemos como las labores de vasallaje se mantienen en esta parte del mundo. En fin, sigamos subdividiendo, de esas nanas que me reciben, acaso el 40 % son evangélicas…. me consta por varias cosas: siempre que entro a la cocina están escuchando radios evangélicas, en las cocinas encuentro tarjetitas o santitos que lo comprueba, me lo dicen y me invitan a conversar de ello, me regalan las revistas evangélicas que tienen, etc…. Sin embargo, la cualidad que más ayuda para darse cuenta que son evangélicas es que son personas excelentes, amables, bien intencionadas, preocupadas, sonrientes y cooperadoras.

¿Cómo entender un nivel de disociación tal en estos grupos sociales? Por un lado parecen ser perseguidores actuales de la Inquisición, por otro lado son un real aporte para quienes profesan la fe de esa manera. Aceptemos que es un analgésico a la injusticia y mediocridad de una sociedad decadente (un opio, como tan bien se dijo alguna ves) y que de seguro, por eso, la religión evangélica tiene tanto alcance en los estratos bajos. Aceptémoslo porque, siendo sincero, me costaría decir que no lo creo. Es, sin embargo, un aporte en cuanto realmente hace mejores personas, personas buenas, de esas que hacen mucha falta y de esas que depende un mundo mejor.

Me cuesta entender cómo, la religión católica en general, logra convivir con contradicciones tales como las del encabezado de este articulo. Cómo pueden realmente desear un mundo mejor, porque realmente creo que lo desean, rechazando a personas de la sociedad, discriminándolos y llamándolos de amorales. Creo que se trata de una convivencia mutua entre todos, donde todos, desde nosotros mismos, podamos hacer una gran sociedad.

La moral de rebaños, característica del cristianismo, como bien decía Nietzsche (en su gran estudio “El Anticristo”) parece ser lo que sigue prevaleciendo en los altos grupos de los sectores religiosos. Quiero creer que las muchas cosas buenas que logran no las logran por decanto o por suerte, como una consecuencia necesaria por mantener cierto estatus o cierto nivel del Ego de quien esta arriba, como el señor Soto. Quiero creer que estas manifestaciones añejas y tan dañinas para el ser humano, que es la esencia de sus religiones, responden a ciertos miedos (vamos, la homofobia suele ser una respuesta a un homosexualismo estructural reprimido y negado por la conciencia) que espero no sean la base de su estructuración religiosa. Si nuestras Iglesias, que tanto aportan al mundo, no deciden qué van a poner primero, su labor social o su labor moral, su adoctrinamiento de lo que creen o no que está bien, de los verdaderos aportes prácticos que plasman en la gente, seguiremos teniendo que tener estos debates absurdos pero lamentablemente necesarios. Aquí cabe también todo lo referente a la píldora del día después y lo de “la vida por la vida”.

Por qué tanto miedo a la diversidad, por qué tanto miedo a la libertad. Es simple decir que se profesa la libertad de conciencia y acto seguido decir que igual no la apoyen, haciendo uso de un poder que amerita poco respeto en cuanto al cómo se está usando. Por qué no poder integrar un grupo pensando distinto, la esencia de lo que nos debe unir no es lo que pensemos sobre lo que está bien o está mal con la vida de cada uno, el fin común va, supongo, por otros lados, en este caso, por un mundo mejor, donde quepamos todos.

Yo amo a mis hermanos homosexuales, así como amo a mis amigos, a mi familia, a mi gente buena que llena de buenas energías la vida de los demás. Gente así hay en todos lados: en las empresas millonarias, en las PYMES, en los estratos bajos, en los medios, en los altos. Esa es la gente que se necesita, independiente de si le gusta gente de su mismos sexo o no, a fin de cuentas… ¿le hacen daño a alguien? Más daño, amigos míos, se hace profesando la discriminación, exclusión y rechazo a personas con opciones distintas a las nuestras.